En una entrada anterior nos referíamos al acoso laboral en contextos de corrupción. Nuestro enfoque estructural nos permitía mirar los hechos de acoso en relación con las estructuras organizativas que se dan en las empresas e instituciones públicas. Y concluíamos que luchar contra el acoso era también luchar contra la corrupción.
Sin embargo, si uno analizara la literatura escrita sobre corrupción, seguramente la mayoría de estudios y publicaciones se refieren a la corrupción como un hecho individual que tiene que ver con la conciencia de las personas. La ambición, la falta de valores, la falta de honradez, la ausencia de ética, etc… son contravalores que son invocados. Pero no tan abundante es lo escrito sobre mecanismos de control de la corrupción. Sobre las dificultades que los empleados y los usuarios encuentran cuando quieren participar en los mismos. Sobre las estructuras organizativas que favorecen la corrupción de directivos. O sobre cómo luchar contra las llamadas “puertas giratorias” de entrada y salida de cargos desde unas instituciones que pueden tener con ellas vínculos de subcontratación o de privatización.
Superar el pensamiento que individualiza el problema en las conciencias, evita también la naturalización de problemas como éste. La corrupción no está ligada a la naturaleza humana: hay mecanismos y políticas que pueden luchar efectivamente contra ella.
Hace falta una reflexión sobre el trabajo, los derechos humanos, el planeta. Mejorar los métodos de aproximación a la realidad. Hay una sociología necesaria. Un lugar de encuentro acerca de métodos de investigación, herramientas conceptuales y resultados de estudios, desde una mirada interdisciplinar. Una ventana para reflexionar realidades no problematizadas. Un espacio de apoyo profesional en métodos, diseño de proyectos de investigación e intervención y asesoría en tratamiento de información.
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